RABELAIS Y LA HISTORIA DE LA RISA / MIJAIL BAJTIN
Todos los fenómenos sociales deben ser entendidos en su contexto, ellos suceden por causas específicas, relacionadas con los actores y los procesos de su tiempo. Las características elementales de la sociedad no pueden ser entendidas de otra manera, siempre deben relacionarse con su tiempo; una de estas características sociales es la risa.
La risa durante la Edad Media en Europa era considerada, junto con lo grotesco, como símbolo del crecimiento, la fecundidad y la abundancia; acompañaba los festejos relacionados con los ciclos agrícolas, celebrando la destrucción de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo. En esta época no se producía mucha reflexión sobre la risa, no se concebía como una ideología, ni la literatura se ocupaba demasiado de ella. La cultura oficial no estaba diferenciada la cultura popular.
Cuando llegó el renacimiento y la Reforma de la Iglesia, cambió la manera de percibir la risa en la población. Con la llegada de un estrechamiento de las exigencias morales de la religión sobre la población, tanto en las regiones de Europa protestantes como en las regiones católicas, poco a poco se introdujo en las festividades el sentido satírico de la risa. La risa se burla de los poderes religiosos y los poderes reales, se convierte en la expresión de la conciencia y de la crítica libre, que a la vez disipa los terrores que impone la religión y devuelve la esperanza, de ahí la capacidad curativa que se le atribuye a la risa.
En este ámbito Rabelais, el escritor francés, escribe su serie de libros sobre “Gargantúa y Pantagruel” en 1532. En esta obra se ve como Rabelais utiliza un humor que está influenciado por la risa y lo grotesco de la cultura popular de la Edad Media. En el momento de su publicación la obra fue aceptada por la gran mayoría de la población y fue muy difundida, porque la gente se relacionaba y comprendía un tipo de humor que les era cercano ya que venía en la misma clave de humor que las fiestas populares.
Sin embargo, ya entrado el siglo XVIII, los críticos literarios se empiezan a cuestionar si la obra de Rabelais es realmente importante para la historia de la literatura francesa, ya que la encuentran demasiado grosera y extravagante. La burguesía no la acepta. Para la gente del siglo XVIII la concepción de la risa había cambiado, ya no significaba algo tan profundo como los ciclos de la vida, la destrucción de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo, ahora se entendía que los temas serios no podían ser tocados de manera cómica, por tanto estas obras eran soslayadas. Ahora sí la cultura oficial desconoce y subordina a la cultura popular.
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