WALTER BENJAMIN Y EL PARÍS DE BAUDELAIRE
Benjamin, metodológicamente, parte desde el materialismo histórico, de la lucha de clases, la apropiación de los medios de producción, la alienación del trabajo y la dialéctica marxista, para mencionar solo algunas de las características del marxismo. Benjamin se enfrenta con la modernidad, en este caso la que se produce en París, Francia en el siglo XIX, entendiéndola como parte de la construcción cultural de la burguesía, por tanto en lucha constante con las fuerzas que se le oponen. Quiere encontrar en los pasajes (galerías comerciales), los panoramas (pinturas de 360°), la fotografía, las exposiciones universales, en el poeta (Baudelaire), en el flaneur, en el individuo, en las calles, en el universo de cosas que suceden en París, las huellas de ese cambio que la modernidad supone para la gente, es decir su alienación. El individuo en la modernidad ha separado completamente su vida en dos ámbitos: el público y el privado. Esta escisión demuestra una especie de personalidad esquizoide, tema propio de la preocupación de la Escuela de Frankfurt que entendía a las enfermedades como producto del entorno social de las personas (siguiendo a Freud) y no solo como producto de causas biológicas.
Benjamin se preocupa de la industrialización que hace la vida pública y particular de las personas, una vida mecanizada; también se preocupa por la comercialización de todo, todo se ha vuelto en una mercancía. Aunque es una visión desencantada de la vida moderna, al mismo tiempo plantea una especie de esperanza cuando reflexiona e intuye que toda esa modernidad de calles y edificios ya se está desmoronando, que existe un poeta que se ha detenido en el umbral de la burguesía, que es un ser que todavía no se define en lo político y en lo económico, finalmente que aunque son nuevos todos los monumentos de la modernidad y de la burguesía, él tiene la sensación de que ya son ruinas.
Los elementos con que trabaja Benjamin son todos sociales o culturales: urbanísticos, tecnológicos, artísticos, sociológicos y hasta psicológicos. Sus fuentes las guías ilustradas, publicaciones periódicas, los comentarios de novelistas (Victor Hugo, Zola), teóricos de la arquitectura, ideas de filósofos como Charles Fourier (el falansterio) o Marx, urbanistas (Haussmann). Todos personajes contemporáneos, importantes, conocidos en la época (el siglo XIX), relacionados de alguna manera al lugar de que está hablando (París), y sobre estos comentarios es que Benjamin elabora su análisis.
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