LA CRISIS DE LA DOMINACIÓN EN LOS ANDES / SINCLAIR THOMPSON




En una sociedad dividida racialmente como la colonial, en La Paz, en la Real Audiencia de Charcas, donde los estamentos estaban claramente definidos y el funcionamiento de la sociedad se estructuraba en base a esas diferenciaciones, era necesario para el poder colonial contar con ciertos actores que permitan articular ambos mundos de manera que la autoridad del Virrey sea efectiva y a la vez se articulen las economías de las comunidades libres con la economía colonial.


Un actor clave en este sentido fueron los caciques o curacas. Estas autoridades de las comunidades libres, eran individuos que descendían de la antigua nobleza local que había integrado la estructura administrativa de los Incas; con la llegada de los españoles estos caciques fueron colocados por la administración colonial como las autoridades de cada ayllu en cada comunidad libre. Tenían la misión de mediar entre las autoridades del corregimiento, de la audiencia y del virreinato con los comunarios, sin embargo este papel que precisaba de un apoyo y reconocimiento de la comunidad poco a poco se fue resquebrajando cuando estos caciques empezaron a poner sus propios intereses económicos antes que el bienestar de la comunidad. “proceso de “derrumbamiento” del poder cacical a principios del siglo diecinueve, con la deslegitimación de las élites indígenas, en el contexto de una polarización de las relaciones de clase dentro de la comunidad y una “blanquización” de las élites indígenas” (Thompson, 2006, p. 81)


Estos caciques comenzaron a usufructuar el trabajo de los comunarios, haciendo que les sirvan en sus tierras cultivando, pastoreando o hilando, a la vez que les sacaban recursos económicos por medio de arreglos para no enviar a los comunarios a la mita de Potosí o directamente mediante arreglos con los corregidores para hacer el reparto obligatorio de mercancías.


Esta tensión que se producía en las comunidades cada vez más inconformes con el trato de los caciques llevó finalmente al rompimiento del acuerdo colonial, con los levantamientos de 1781 en el Virreinato del Perú. En este proceso fue característico que los caciques se pusieron en su mayoría de parte de los españoles en contra de los sublevados, mostrando así cuanto había crecido la separación y falta de legitimidad, ante la comunidad, de los caciques.


Si bien las comunidades iniciaron muchos pleitos judiciales denunciando los abusos de los caciques ante el protector de indios y ante la Audiencia, claramente esta vía legal encontró sus límites al ver que la respuesta que esperaban las comunidades no llegaba y los caciques denunciados muchas veces seguían ejerciendo esos cargos.


La figura de los caciques y el deterioro de su legitimidad ante las comunidades como proceso del final de la dominación colonial, muestra lo difícil del ejercicio de esa dominación en el plano político. Para las autoridades virreinales mucho del ejercicio de su poder dependía de figuras como los caciques que representaban la autoridad de manera muy controvertida y imitada, por el mismo hecho de su constitución. La institución del cacicazgo era hereditaria pero por lo mismo, ante las dificultades de hallar sucesores, muchas veces era el Virrey a través de sus funcionarios quien designaba a los caciques de acuerdo a cuan cercano al servicio de la corona estaba este individuo. Por otra parte la situación económica crítica de la colonia hacía que el puesto de cacique sea cotizado porque representaba una oportunidad de reproducirse económicamente que era muy codiciada. Estos factores hicieron que se debilitara ese carácter de negociador e intermediario que se supone debía de tener el cacique, siendo finalmente despreciado y deslegitimado en las comunidades. Se producían pues, “tensiones institucionales entre relaciones de propiedad y relaciones de poder y legitimidad política” (Thompson, 2006, p. 92).


En cuanto a la situación económica y social en las comunidades me parece importante señalar que estos conflictos de caciques versus comunidades, refleja la crisis económica y la pobreza con que se vivía en ese momento. Por un lado las comunidades, donde el varón una vez que cumplía los 18 años se veía en la necesidad de reunir dinero para comprar su escape de la mita de Potosí o entregarse al trabajo de servidumbre del cacique, porque la alternativa a aquello era la mita en Potosí donde las condiciones de trabajo le proporcionarían muy probablemente quebrantos en su salud sino es que le costaría la vida misma. Por otra parte, el dominio férreo a que estaban sometidos los comunarios de parte del cacique y del corregidor, que les hacían trabajar de manera servil para ellos y al mismo tiempo les obligaban a comprar mercancías. La vida de los caciques por su parte demuestra la crisis económica al mostrar las disputas entre ellos por los cacicazgos ya que eran el único o uno de los pocos medios para reproducirse materialmente y lograr algo de acumulación de capital, algunos de ellos aún así terminaron pobres. También nos demuestra una sociedad en la qué las diferencias estamentarias entre personas de la nobleza y el resto, incluso en la misma sociedad india, era lo que prevalecía para la producción de excedente y el control de los medios de producción, impidiendo o desmotivando la inversión en tecnología y herramientas para la mejora de la producción agrícola, por ejemplo.

Comentarios