LA JUSTICIA DEL PUEBLO. CIUDADANÍA ARMADA Y MOVILIZACIÓN SOCIAL / MARTA IRUROZQUI




A mediados del siglo XIX en las naciones americanas, comenzaron a aparecer formas corporativas para actuar políticamente, este es el caso de los artesanos de La Paz, Bolivia, a raíz del episodio conocido como las Matanzas de Yáñez. En 1861 Yáñez, gobernador de La Paz, fusiló a cerca de 50 prisioneros políticos del bando del General Belzu acusados de pretender sacar del poder al presidente provisional Achá. Ante estos acontecimientos los sectores populares de La Paz, se organizaron, en base principalmente a los gremios de artesanos, y se constituyeron en una fuerza armada que rechazó otro intento de derrocar al presidente, liderado por militares y algunos de los ministros del propio gobierno y terminó ajusticiando al propio Yáñez por las masacres que él había realizado. Una vez pacificada La Paz, este cuerpo popular apoyó el llamamiento a elecciones, mediante las cuales se ratificó a Achá como presidente.


Lo interesante de estos hechos es la manera como los gremios de artesanos se organizan no solo en La Paz sino en todo el país para dar una salida política a la situación de conflicto entre los diferentes partidos. Apoyando la constitución y por tanto el mandato del presidente constitucional los artesanos logran colocar en la agenda gubernamental sus propios intereses corporativos. Entre ellos la no entrada de productos de ultramar que competían con los productos que ellos fabricaban, la instalación de Talleres para la formación de artesanos, el reconocimiento de la Junta Nacional de Artesanos, la formación de una guardia nacional donde sea permitida la entrada de artesanos con el propósito de encontrar puestos de trabajo, entre otras demandas.


En estos casos la representación política va cambiando desde una representación en partidos políticos, con diputados elegidos que representen la nación desde el Congreso; hasta una representatividad corporativa, donde las agrupaciones gremiales tengan posibilidad de participar en la república en las mismas condiciones que los demás, a través del mecanismo del derecho de petición. Esta táctica de “democracia pacífica” se complementaba con una táctica de “democracia violenta” a través de acciones violentas como el ajusticiamiento de Yáñez. Todo sin embargo no destinado a derrocar un gobierno o a cambiar el sistema sino a mejorar las condiciones de la propia clase popular y defender sus intereses. Este gremio finalmente logró actuar con la violencia política, deliberativamente en asamblea y finalmente votando, para ellos “la solución no era recluirse en el trabajo, sino recurrir a la “manía de la política” para que su “interés privado” se transforme en derechos sobre el trabajo” (Irurozqui, 2011, p.266)


De esta manera la nueva forma de régimen republicano, es una amalgama entre la organización partidaria, más individual y liberal; y la organización corporativa de representatividad de grupos relacionados a oficios. Es importante también señalar que esta nueva representatividad corporativa conlleva la marca del mundo indígena, ya que entre sus demandas, los artesanos señalan que la sociedad ya no debe estar organizada por diferenciaciones raciales es decir sin la “distinción odiosa de cholos, viracochas o caballeros” (Irurozqui, 2011, p.268). Esto nos hace pensar que los que hablan son los marginados o discriminados a quienes se caracteriza como cholos, es decir personas de origen indígena que llegando a la ciudad se dedican a ser artesanos, muchos de ellos no saben leer ni escribir, por eso uno de los requisitos para ingresar a los talleres era “leer y escribir correctamente” (Irurozqui, 2011, p.262). Esta puede ser vista como una forma de ascenso social de los indígenas y de acumulación de capital simbólico y material, a través de esto el acceso a la participación política.

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