MEMORIAS DE UN MÉDICO, UNA ENFERMERA Y SU HIJO: LÍNEAS DE FRACTURA EN LA HISTORIA DE BOLIVIA DE 1963 A 1997
En Trinidad había una
profesora de matemáticas en mi colegio, yo tenía miedo de que me ponga malas
notas por no ir a sus reuniones, pero al final me fue bien. Era una viejosa
casada con otro profesor, los dos eran comunistas renegados. Invitaban a los chicos
a su casa dizqué a oír música a bailar, a comer. Ahí era donde les hablaban del
comunismo, de que podían estudiar medicina u odontología en Cuba. En ese grupo
de chicos estaba Freddy hermano de mi compañera Rosita Maymura y también otro
chico, hermano de mi amiga Elsita Gutiérrez, Mario.
Cuando estábamos en el
último curso vino a mi colegio el Dr. Dellien, que era del Beni pero vivía en
La Paz a hacer promoción de la Escuela Nacional de Enfermería. Nos dio una
charla, nos mostró fotos de la escuela y de las enfermeras, todas muy
elegantes. Daban becas que incluían alojamiento y alimentación, pero había que
pasar un examen y había que ir a La Paz a darlo. Como en Trinidad no había qué
estudiar y mi padre no tenía ni un peso, no tenía otra opción. Porque no me iba
a casar con un ganadero que me iba a llevar a vivir metida en una estancia a
criar vacas. Yo quería estudiar idiomas, pero no podía; así que con otras
cuatro chicas de Trinidad decidimos ir a dar el examen a La Paz. Decían que en
La Paz hacía un frío que pelaba así que nos fuimos bien abrigadas con todas
nuestras pilchas. El tío de Tita Chávez, una de mis amigas, era mecánico de
aviones del TAM[1]
y tenían una casita en El Alto[2], ahí nos alojamos. El
examen era en Obrajes que era un lugar en la ciudad más abajo. Desde El Alto
bajamos en micro a dar el examen por tres días. Después de 15 días, bajamos a
que nos den los resultados. En los jardines de la Escuela esperábamos mientras
iban dando las notas por orden alfabético, como mi apellido es de los últimos
tuve que esperar con nervios hasta que dijeron mi nombre. Aprobamos solo yo y
Tita Chávez de las cuatro que fuimos de Trinidad.
Empezó el golpe de
Barrientos[3]. Los universitarios
apoyábamos el golpe contra Paz Estenssoro, la FUL[4] estaba manejada por gente
de la Falange[5].
Fuimos con mi amigo el flaco Candia a la universidad. Era una batalla campal.
Nos metimos al monoblock y ya no pudimos salir porque la policía lo tenía todo
rodeado. Nos quedamos esa noche. Arriba en el último piso había una
ametralladora de esas con trípode. Desde ahí disparaban a los policías que
estaban en la plaza del Estudiante. Si querías podías disparar. Agarré la
ametralladora y disparé una ráfaga, era de noche no se veía nada.
En la madrugada nos
rendimos y empezamos a salir de a uno por el atrio de la universidad. Las barzolas[6] habían hecho un callejón
oscuro en el atrio desde la puerta del monoblock hasta los camiones de la
policía y con alfileres y gilletes nos pinchaban y cortaban cuando pasábamos.
En cuatro saltos he pasado el atrio. Nos llevaron a la cárcel. Ahí estuve como
cinco días. Un día me vino a visitar mi padre, me vio, se sacó el abrigo que
tenía y me lo dio. Al dármelo me dijo por lo bajo, en el bolsillo hay plata.
Un día estaba bajando de
la ciudad yéndome a la Escuela de Enfermería, donde vivía. Estaba sentada en el
micro adelante, detrás del chofer. El micro iba lleno, cuando de repente, no sé
cómo fue, pero veo a Freddy Maymura sentado atrás. Llevaba una cartulina
enrollada en la mano y un maletín o algo así. Habían pasado años desde que lo
había visto por última vez, pero lo reconocí. No le podía hablar, el micro iba
lleno de gente. Yo me di cuenta que me reconoció, pero antes de que pudiera
hacerle algún gesto, rápidamente me quitó la mirada.
Después, cuando empezó lo
de la guerrilla, dijeron los nombres de los bolivianos que estaban. Ahí
salieron los nombres de esos dos que eran de Trinidad. Me acordé de que lo
había visto en el micro a Freddy y me di cuenta que estaría clandestino y que por
eso no quiso hablarme. Ojalá que no lo maten decía. Ya al final cuando lo
mataron al Che, salieron los nombres de todos los muertos y supimos que habían
muerto ellos dos también.
En vacaciones nos íbamos
a Santa Cruz con las amigas cambas, las amigas cruceñas eran tres y éramos dos
benianas. Íbamos en flota por el camino viejo, por la Siberia[7], pero nosotras íbamos
felices con nuestros amigos que venían atrás cantando, tocando guitarra. Una de
esas veces nos vinimos a ver a Enrique Guzmán que actuó en el coliseo de la
calle Landívar, con mi amiga Mery Rodríguez.
Tiempo después mientras
yo seguía estudiando en La Paz, murió mi padre en Trinidad. En realidad, no
teníamos casa en Trinidad, vivíamos con mis abuelos, con mi abuela Guadalupe.
Le dije a mami, vámonos a Santa Cruz, qué vamos a hacer en este pueblo, aquí nunca
vamos a hacer nada, más bien que me hizo caso; tomamos un anticrético y mi
familia se vino a una casa en la calle Pari.
Íbamos por la calle
Landaeta, la del Ministerio de Salud, subíamos, y de repente encontramos a un
chico que bajaba rápido. Hola primo, le dice a tu padre. Ah, hola, hola. Y
siguió bajando. Esa fue la única vez que lo vi al Pedrín.
Cuando mi tío, Luis
Morant, fue a reclamar por el Pedro, a la segunda vez que fue le dijeron, mire
ya no vuelva porque a la próxima se desaparece usted más. Nunca se le hizo una
misa ni nada, mi tía Marina decía, es que si hacíamos misa nos iban a meter
presos a todos los que fuéramos. Cuando estaba todavía en colegio fue a
protestar con los grupos de izquierda al Club de La Paz donde se hacía una
fiesta de esas de debutantes en sociedad de quinceañeras. Hicieron explotar una
de esas bombas caseras que se hacían en una lata con cemento y cachorros de
dinamita, al Pedro le llegaron esquirlas y lo trajeron a la asistencia donde ya
estaba trabajando yo, lo curé y lo mandé a una clínica para seguir las
curaciones. Mi tío Luis me contaba que le dijo al Pedro que no iba a permitir
que sea del ELN[8].
Después del golpe de Bánzer lo detuvieron a él y al Maco Gutiérrez que era
arquitecto, intentando pasar a Chile. Ahí mismo lo mataron al Maco, al Pedro lo
trajeron a Achocalla[9], ahí primero lo torturaron
y luego ya lo mataron.
Cuando el golpe de Bánzer,
yo era médico del Colegio Militar. Como tenía grado participaba de las
reuniones de los oficiales. Un día en una farra García Meza[10] me dice delante de todos
los demás oficiales: estos te querían matar, si no fuera por mí estos te
mataban, pero les he dicho que yo conozco a tus hermanos. Creían que era
infiltrado del ELN y pensaban matarme cuando hubiera maniobras en el campo. Ya
estaban conspirando para darle el golpe a Torres[11]. Cuando fue el golpe
estuvimos acuartelados unos días, luego cuando asumió Bánzer[12], el primer día vino a
tomar desayuno al Colegio Militar.
Ya sabíamos que teníamos
que irnos de Camiri[13]. Esa Navidad no hubo
grandes regalos, ya ni nos interesaba, ni siquiera fue que pedimos cosas como
antes. Ya empezábamos a embalar todo. Les dejamos el bate de beisbol al Dito y
al Pacho, ellos eran los grandes, los capos de la pandilla del Campamento. El Rodo
y el Miguel ya se habían ido a Santa Cruz. Una de esas últimas tardes el Pacho
vino a nuestra casa y jugamos fútbol un rato, cosa que nunca había pasado. Cargamos
todo en un camión y al día siguiente fuimos temprano al aeropuerto. El avión
carreteaba por la pista de tierra y yo veía por la ventanita: los árboles, las
casas, la tierra, el cielo.
En esa época nos
enseñaban perspectiva. Dibujábamos una calle que se alargaba hasta el horizonte
o una esquina en el centro de la hoja que daba origen a dos calles que se
alejaban a los puntos de fuga a cada lado. En esas calles un día dibujamos con
mis hermanos, la pelea entre universitarios, mineros y policías; los gases, las
piedras, los cachorros de dinamita, como habíamos visto a una cuadra de la UMSA[14]. En esos años fue la
escasez de pan y las colas. Nos daban una ficha, un cartoncito sellado, para no
perder nuestro puesto.
Por el sector de
Chuquiaguillo, donde ya hace bastante frío, camino a la cumbre, esperábamos con
mis compañeros de colegio, a los lados del camino a que aparezca la primera Marcha
por el territorio y la dignidad de los pueblos indígenas del Beni. A esa altura
cuando no hay sol, que es casi la mayor parte del tiempo, hace un frío glacial.
Era cerca al mediodía. De entre la neblina esperábamos ver aparecer la marcha.
Venían desde Trinidad en el oriente, caminando más de 500 kilómetros desde casi
el nivel del mar a esos 4000 metros de altura donde estábamos. Poco a poco
empezó a pasar gente. Hasta que apareció la primera fila agarrando el cartel
largo con el nombre de la marcha. En ese momento daba la sensación de estar
viendo pasar héroes. Vivas, aplausos, una tambora redoblando y el murmullo de
una muchedumbre que venía detrás. Luego nos unimos a la cola y empezamos a
bajar a la ciudad. Íbamos arrastrados por la gente, vimos como salían a
aplaudir la marcha, como la gente regalaba comida a los marchistas. Al final llegamos
hasta el Palacio de Gobierno. El presidente discurseaba desde el balcón.
La gente en San Francisco[15] como nunca antes. El
compadre Palenque[16] discurseando: “A la mujer
de pollera antes le decían: ‘Hija, buenas tardes, ¿qué quieres?, volvete
mañana, estás media tucsa[17]’. Y ahora tendrán que
decirle ellos mismos: ‘Honorable comadre Remedios[18]’”. Era sábado el día que
murió el Compadre, esa noche salimos a farrear con mis amigos. Solo podía
hablar de eso mientras caminábamos pasando por la Alcaldía donde la gente
estaba reunida.
Ella vivía en Villa Adela
en El Alto. Íbamos a una discoteca que estaba por la 16 de julio. Después de
salir de la discoteca la iba a dejar a su casa. Luego en medio de la niebla de
la noche, me tomaba un minibús para que me lleve a la Ceja[19]. En la Ceja a esas horas
de la madrugada, entre los borrachos que se recogían a sus casas, entre la
gente que salía a vender o que iba a sus trabajos, esperaba a que apareciera un
minibús que me lleve a la Pérez[20]. Pérez, pase, decía el
ayudante a la gente que iba subiendo al minibús. La radio me iba recordando los
acordes de las cumbias que acababa de bailar con mi primer amor, el sol apenas
asomaba y yo me felicitaba por estar enamorado y por estar dentro del minibús
donde podía huirle un poco al frío de afuera. Una vez lleno, partíamos. Bajábamos
por la autopista mientras veía la ciudad abajo tiñéndose de color ocre.
••••
Este relato esta armado
por tres voces: la de mi padre, la de mi madre y la mía. No he querido señalar
qué párrafo corresponde a cada cual, porque la intención era de conformar una
sola narración, hecha por individuos de una misma familia.
Si alguna resonancia
puede tener este relato, tal vez sea la de dar un ejemplo que ilustre el
nacimiento de una memoria personal, la mía. La intención principal de una
memoria es de dar un mensaje, por lo que no necesariamente se busca exactitud
ni precisión en lo que se va contando. Es el interés comunicativo lo que
configura el relato de los recuerdos. Por esto es necesario destacar que en las
entrevistas con mis padres fui yo quien planteó las preguntas. Mis padres
saben, por otra parte, qué aspectos de sus propias memorias me interesan, esta
no es la primera vez que hablamos de estas cosas. Les dejé hablar, pero su
narración está condicionada por las preguntas que hice y por el hecho mismo de
ser yo quien sea el interlocutor. Luego de recoger estas grabaciones, fui yo
también quien elegí que fragmentos utilizar. No creo, sin embargo, que este
proceso de recortes de la memoria de mis padres sea impugnable. Porque el
collage que resulta tiene sentido para la construcción de mi propia memoria, de
mi propio mito fundacional, como dice Alessandro Portelli y del mensaje que
quiero comunicar.
En el resultado final
creo ver resaltados temas como el desarraigo, en la historia de mi madre que va
de Trinidad a La Paz a estudiar enfermería y luego muda su familia a Santa
Cruz; en mi propia historia cuando salgo en mi niñez de Camiri para ir a vivir
a La Paz. Este desarraigo vivido con dolor, pero al mismo tiempo con la
esperanza de mejorar la situación social y económica en el caso de mi madre.
El otro tema que resalta
es el enfrentamiento con la realidad de las luchas políticas en Bolivia. Es una
realidad que interpela e irrumpe en las vidas de estas personas. Muchas veces
ellas no están directamente involucradas, pero les toca vivir el dolor y la
contradicción que suponen para sus propias vidas estos hechos, trágicos en
muchos casos en personas cercanas a ellos.
En la búsqueda por
encontrar una explicación a la realidad social desgarrada de Bolivia, he
tratado de encontrar resonancias de la realidad que me tocó vivir en las
memorias de mis antecesores. En estos fragmentos se ve parte del resultado de
esta búsqueda. Evidentemente no hay una explicación total que dé sentido a la
historia. Pero hay pistas, como relámpagos, como dice Walter Benjamin, líneas
de fractura como dice Georges Didi-Huberman, de un mundo agitado, dinámico, de
constantes cambios y movimientos.
El recuerdo
ontológicamente cambiante oscila en varios planos, en lo político, social y
geográfico: entre el campo de la izquierda con sus mártires hasta los generales
de la dictadura; desde el oriente de Bolivia hasta La Paz; desde lo camba a lo
colla; la vida de una sociedad racializada desde la clase media hasta las
clases bajas; desde la ciudad de La Paz hasta El Alto. Como el ángel de la
historia que dice Walter Benjamin, el relato se mueve hacia el futuro de
espaldas con la mirada puesta en el pasado.
Esta búsqueda personal no
deja de tener, finalmente, la intención de que habla Jacques Ranciere, dibujar
“el siglo en un instante, el mundo en una habitación”, no sé si se logró, pero de
todas maneras queda el testimonio escrito para que otros puedan revisarlo.
[1]
Transporte Aéreo Militar, empresa de transporte de las Fuerzas Armadas.
[2]
Ciudad anexa a La Paz. El Alto está a los 4150 m.s.n.m. y La Paz a los 3650
m.s.n.m.
[3]
General René Barrientos, presidente de facto de Bolivia 1964-1966, presidente constitucional
1966-1969.
[4]
Federación Universitaria Local.
[5]
Falange Socialista Boliviana, partido nacionalista.
[6]
Grupo de choque de mujeres del Movimiento Nacionalista Revolucionario MNR.
[7]
Sector del camino antiguo entre Cochabamba y Santa Cruz, frío, con permanente
niebla y barrancos.
[8]
Ejército de Liberación Nacional, organización guerrillera fundada en 1967 en la
Guerrilla de Ñancahuazú.
[9]
Barrio periférico de La Paz.
[10]
General Luis García Meza en ese momento Segundo Comandante del Colegio Militar.
Luego fue presidente de facto de Bolivia en 1980-1981.
[11]
General Juan José Torres en ese momento presidente de facto de Bolivia.
[12]
General Hugo Bánzer, presidente de facto de Bolivia 1971-1978.
[13]
Ciudad en el Departamento de Santa Cruz.
[14]
Universidad Mayor de San Andrés, La Paz.
[15]
Plaza y templo en el centro de La Paz.
[16]
Carlos Palenque (1944-1997), político fundador de Conciencia de Patria CONDEPA
y fundador de Radio Televisión Popular.
[17]
Hediondo.
[18]
Remedios Loza (1949-2018), primera mujer de pollera diputada en Bolivia.
[19]
Villa Adela, 16 de julio, Ceja, zonas de la ciudad de El Alto.
[20]
Plaza en la zona central de La Paz.
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