Una canción, el Indianismo y el pensamiento político en Bolivia entre 1960-1982

Cuadro de Fernando Arturo Estrada Diaz


Para Roger Chartier no se debe encasillar el pensamiento de una época en categorías universales (1992). Algo de esto ha sucedido en Bolivia donde se ha encasillado la historia del pensamiento político de 1960-1982 en un sistema que solo admite a la izquierda de ideología marxista, al nacionalismo revolucionario y la derecha militar alineada con la Doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos. (Cajías, 2015). Si viéramos por fuera de estos marcos, que es lo que intento hacer en este ensayo, encontraríamos como dice Lucien Fevre ciertas originalidades muy complejas (Chartier, 1992) del sistema del pensamiento político boliviano. En especial el surgimiento del Indianismo, una corriente política de aymaras y quechuas, originada en La Paz en este periodo (Portugal y Macusaya, 2016).

El pensamiento político es parte de la mentalidad de una época. Chartier nos dice que a la mentalidad la construye el colectivo y no el individuo. El colectivo representa su mundo y construye sus relaciones de poder, es decir sus relaciones políticas a partir de estrategias simbólicas, además de la influencia de la estructura económica donde se asienta. (1992). Si bien las estrategias simbólicas se pueden observar en múltiples lugares de la vida cultural, Lynn Hunt entiende que en el centro de todas ellas está el lenguaje y su práctica, porque a la vez constituye el poder y es su instrumento (1989).

Existen pocos lugares donde se reúna al mismo tiempo lo colectivo, lo popular, lo simbólico, el lenguaje y el discurso, como en las expresiones artísticas y entre ellas la canción popular. Analizaré el pensamiento político boliviano entre 1960-1982, a partir de dos canciones populares: Bolivia (Hermosa, 1976) del grupo Los Kjarkas y Canción del sesquicentenario (Rojas, 1975). La intención no es analizar las canciones sino la mentalidad o el pensamiento político de época a través de ellas. Como dice Geertz “El lugar de estudio no es el objeto de estudio” (2003, 33).

De las canciones analizaré su letra y solo daré un pequeño apunte en cuanto al estilo musical. Después del análisis de cada una, pondré en diálogo a ambas dentro de una contextualización histórica.

Seguiré la metodología de Cañeque en The king’s living image “[…] examinar el vocabulario político del periodo de manera sistemática: los conceptos, las imágenes y las metáforas” (2004, 16). Analizaré los textos como metáforas, porque como dice Lynn Hunt ,“El uso del lenguaje como metáfora o modelo ha probado innegablemente ser significativo y, diría, crítico para la formulación de una aproximación cultural a la historia” (1989, 16). Me centraré en encontrar lo simbólico de los textos porque como dice Chartier las estrategias simbólicas son las que “determinan posiciones y relaciones y que construyen, para cada clase, grupo o medio un ser-percibido constitutivo de su identidad” (1992, 57). Finalmente buscaré aquello que se omite en los textos, porque también lo que no se dice puede ayudar para entenderlos.

Ambas canciones están relacionadas por la celebración del sesquicentenario de la creación de Bolivia en 1975. Primero se graba la Canción del sesquicentenario como parte de un Festival internacional de música folklórica organizado por el gobierno y al año siguiente se graba la canción Bolivia que, al referirse a la misma celebración, resulta ser una respuesta a la canción del año anterior.

Bolivia fue compuesta por Gonzalo Hermosa de “Los Kjarkas” y grabada en 1976. La letra de la canción es la siguiente:
Ser tu bravura, ser la fuerza y juventud
De tu letargo mudo la voz de inquietud
¡Bolivia! Quiero pegar un grito de liberación
Después de siglo y medio de humillación
Quiero tengan tus días destino mejor
Y el futuro sonría prometedor
¡Bolivia! En la falda de tus cerros haré mi hogar
Donde felices los niños irán a jugar

El primer verso marca el carácter de la canción. Transmite fuerza y emoción, utilizando oraciones exclamativas e interjecciones, que expresan deseos y desafíos.

Toda la canción se puede entender como una personificación. Escrita en primera persona, la voz del que canta, es decir el protagonista, se proyecta a sí mismo en Bolivia. El protagonista quiere ser “la bravura, la fuerza y la juventud” del país. Pero en los versos siguientes se da un giro que carga de dramatismo la canción, cuando el protagonista ya no solo se proyecta en Bolivia, sino que se asume como el país mismo, cuando dice que quiere “pegar un grito de liberación”. Aquí la personificación del que canta es total con la entidad: Bolivia. Esta entidad que a priori es abstracta, es decir llena de contenidos ideales como: el Estado, el país, la nación, la república; ahora se vuelve concreta en el sujeto que canta. Bolivia ha pasado de ser un concepto a ser un sujeto, el sujeto nación o sujeto nacional. Este sujeto nacional grita pidiendo libertad y denuncia “siglo y medio de humillación”
Pero ¿quién es el que canta? Sin duda la frase “siglo y medio de humillación” nos indica que se está hablando de un pueblo, no de un individuo. Se está hablando de una comunidad imaginada como decía Anderson (1993), en suma, de una nación. El “siglo y medio” son los 150 años desde la creación de la República. Postulamos que la nación que se está construyendo en este discurso, es la Nación India o indígena.

Esta hipótesis se confirma porque no existía otro estamento social en Bolivia que se pueda atribuir “siglo y medio de humillación” que no sea el indígena. La construcción de la Nación India se concreta cuando el texto remite a un pasado común de “siglo y medio de humillación”. Luego se plantea una proyección común al futuro donde habrá un “destino mejor”, un “futuro prometedor” cuando “felices los niños irán a jugar”. Este discurso unifica la comunidad a través de la construcción de un solo pasado y un solo futuro. Es un discurso centrípeto que “une y centraliza el pensamiento verbal-ideológico” (Gunn, 2006, 66), esto le confiere un carácter hegemónico.

El símbolo principal de este texto, en resumen, es el sujeto nación, el sujeto que habla y se atribuye ser la personificación de la Nación india, emergente.

Esta canción puede ser entendida como una respuesta a la Canción del sesquicentenario de 1975, compuesta por Orlando Rojas, compositor de música folklórica. Musicalmente es una marcha, pero incluye secciones interpretadas con instrumentos nativos como el charango o la quena. La letra es la siguiente:
Canción de libertad, de gloria, honor y fe
El mundo escuchará, desde el Alto Perú la voz del sur
Canción de libertad. Bolivia de gala está
El tiempo marca al pasar, siglo y medio de sol, de libertad
La gloria de Bolívar y Sucre por siempre en el hijo estará
Y el hombre ha de darse de frente por la hazaña bendita que nos dio libertad
Hermanos, nuestra América joven, cantemos la pujanza del sur
Que unidos por el mismo destino, hoy es nuestro el camino de la gran libertad
Esta herencia es de Murillo, de Padilla y Azurduy,
de victorias y derrotas cual Aroma y el Quehuiñal
De patriotas inmolados, de cien pueblos en tesón
Esta herencia es de Bolívar, del gran Sucre y Santa Cruz

Aquí estamos frente a un himno, construido en base a frases enunciativas que le dan solemnidad. El lenguaje es culto al igual que en Bolivia. Sin embargo, en la narración, el que canta no se identifica con el país como en aquella. La voz del protagonista se identifica como hijo de los héroes fundadores de la República: Bolívar y otros; de los que recibe como herencia la patria y la libertad.

Al contrario que en Bolivia se nota una frialdad en estos versos porque el sujeto que canta entra en relación con entidades abstractas: la patria y la libertad.

Tras este análisis vemos una nueva idea política emergente alrededor de 1975. Se está postulando una nueva nación, la Nación india. Esta no es una idea nueva para Bolivia, desde la rebelión de Tupak Katari, se podría seguir el rastro de este proyecto, pero lo nuevo aquí es la forma que tiene de articularse en el discurso y en la expresión cultural popular de una canción folklórica.

Esta articulación permite la conexión de una idea radical, la Nación India, con el lenguaje común de la época. La propuesta no niega la idea de Bolivia como Estado-nación, sino que reemplaza al sujeto que representa esa nación. El boliviano “heredero de Bolívar” según la Canción del sesquicentenario, es reemplazado por un boliviano que habría sido más bien sometido por la República de Bolívar[1]. Este personaje sometido debe liberarse de ella. Mientras otros celebran 150 años de libertad, estos lamentan 150 años de humillación. El significante Bolivia permanece, pero cambia el significado. Si a la canción se le quitara el verso “siglo y medio de humillación”, podría considerarse que sigue la línea de la canción oficial, desde una visión crítica pero no transformadora. Es solo esta frase la que de manera sutil cambia todo el sentido de lo que se dice.

Si aceptamos que es una voz indígena la que postula una nueva nación, resulta interesante el hecho de que la canción sea en español. Los Kjarkas hicieron canciones en quechua o en aymara y sin embargo escogen para esta canción el español y un español no coloquial, no costumbrista, más bien un español estándar que incluso utiliza algún cultismo como “letargo”. Este uso del español se puede entender como una forma de la población indígena de apropiarse del lenguaje para articular el discurso propio con el discurso oficial.

Veamos también qué es lo que la canción calla. Sorprende que para la época no se haga ninguna mención a conceptos como conciencia de clase, lucha revolucionaria o proletariado; categorías marxistas. Todas ellas quedan fuera. Esto nos habla de la novedad del discurso y de cómo se aleja de las posturas de izquierda. Tampoco menciona la reconstrucción del Imperio de los Incas como plantean los teóricos indianistas como Fausto Reinaga “[…] el día en que triunfe nuestra revolución […] volveremos orgullosamente a nuestro genuino, auténtico y propio nombre de incas” (2014, 361). Y muy especialmente no hace mención a los indígenas o a los indios, que es la categoría que usan los indianistas. Fausto Reinaga reivindica el término “indio” que da el nombre al movimiento Indianista y no el de “indígena”. “El sustantivo indio significa: una raza, un pueblo, una nación, una civilización y una cultura” “[…] indigenismo es asimilación, integración en la sociedad blanco-mestiza; a diferencia de esto el indianismo es: el indio y su revolución” (2014, 132). Este silencio por un lado sirve para evitar confrontación, pero por otro lado es una forma solapada de plantear una radicalidad.
En la época se había reivindicado al indio con la Reforma agraria de 1953, incluso ya desde 1937 se celebraba el Día del indio. Por tanto, un discurso relievando al indio como parte de la nacionalidad boliviana no sería extraño, se articularía con el discurso oficial. La canción juega también en ese plano. Pero, al no mencionar al indio o al indígena, la canción presenta más bien, la sustitución del sujeto nacional, que era el mestizo para la Revolución Nacional, por el indio. Esto también se puede ver cuando le atribuye a Bolivia un estado de “letargo mudo”, es decir que Bolivia estaría dormida, Bolivia toda, no una parte sino toda Bolivia. De esta manera se confirma que no se está hablando de una clase o grupo social, como los obreros por ejemplo, se está hablando del pueblo indígena, pero de un pueblo indígena que se entiende como la totalidad de la población, de ahí que se lo convierta en el sujeto nacional excluyente de otros estamentos como mestizos y criollos.

A través de estos silencios primero elimina la posibilidad de la lectura marxista de la canción y segundo postula al indio como el nuevo sujeto nacional que reemplaza al mestizo.

Una vez que hemos visto como la canción Bolivia, está postulando un nuevo sujeto nacional y una nueva Nación India, es inevitable enlazar este texto con la propuesta indianista de Fausto Reinaga que en el libro La revolución India de 1970 dice: “El problema del indio no es asunto de asimilación o integración a la sociedad “blanca, civilizada”, el problema del indio es problema de liberación” (2014, 57) o con el Manifiesto de Tiahuanaco del Centro cultural MINKA de 1973. “En Bolivia no ha habido una integración de culturas sino una superposición y una dominación, habiendo permanecido nosotros, en el estrato más bajo y explotado de esta pirámide”, “sin un cambio radical será totalmente imposible crear la unidad nacional” (MINKA, 1986, 303).

Como vemos la canción Bolivia no es la expresión fiel del pensamiento Indianista. Se aleja del indianismo al no mencionar al indio explícitamente, evitar hablar de una confrontación con los estamentos blanco y mestizo, no pretender la reconstrucción del Imperio Incaico en lugar de Bolivia y no mencionar el objetivo de la toma del poder y la conformación de un gobierno indio. Aun así, para el momento, la diferencia es evidente entre el discurso oficial que homenajea a Bolívar y celebra los 150 años de libertad y esta canción que postula al nuevo sujeto nacional.

Por último, no se puede entender esta canción sin la Reforma agraria de 1953, que entre otras cosas dio como resultado la migración del campo a la ciudad. Esta migración posibilitó que estos jóvenes citadinos de padres quechuas (Los Kajrkas tenían alrededor de 20 años cuando hicieron esta canción), reformularan las viejas ideas de la liberación india, bebiendo de corrientes como el Indianismo, en un contexto político diferente y crearan estas nuevas expresiones culturales.

Al terminar este análisis vemos de diferente manera el pensamiento político del periodo 1960-1982, ya no encasillado entre la izquierda, la derecha y el nacionalismo revolucionario. Sino con la apertura de una cuarta corriente, el Indianismo.

Bibliografía

Anderson, Benedict. 1993. Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México: Fondo de Cultura Económica.
Cajías, Magdalena. 2015. “La implantación del poder militar y el retorno de la democracia (1964-1982)”. En Bolivia, su historia. Tomo VI, 95-166. La Paz: Coordinadora de historia.
Cañeque, Alejandro. 2004. The king’s living image. New York: Routledge.
Chartier, Roger. 1992. El mundo como representación. Barcelona: Gedisa.
Geertz, Clifford. 2003. La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.
Gunn, Simon. 2006. History and cultural theory. London: Routledge.
Hermosa, Gonzalo. 1976. “Bolivia”. En Bolivia [álbum].
Hunt, Lynn. 1989. “Introduction: history, culture and text”. En The new cultural history. Berkeley: University of California.
MINKA. 1986. “Primer manifiesto de Tiahuanaco”. En El katarismo. Javier Hurtado. La Paz: Hisbol.
Portugal, Pedro y Macusaya, Carlos. 2016. El indianismo katarista: un análisis crítico. La Paz: Fundación Friedrich Ebert.
Reinaga, Fausto. 2014. Obras completas, 2 (5). La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.
Rojas, Orlando. 1975. Canción del sesquicentenario.





[1] “República Bolívar” es el nombre original de la República de Bolivia

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